Hace algunos días nos enteramos de la muerte de una madre y un niño en
la reserva natural de Montetoni, así como del abandono por parte de los médicos
del ministerio de salud de la zona del Bajo Urubamba, situaciones que nos
muestran la forma como se trata a los habitantes de las comunidades nativas de
esta parte del territorio nacional, de donde se extraen los recursos gasíferos
que generan miles de millones de soles a nuestro país.
El Alcalde del Megantoni (Daniel Ríos) el año pasado hizo sentir su
voz de protesta en relación a la forma como el gobierno peruano a través de sus
diferentes ministerios mira y atiende a los gobierno locales más alejados, en
un país como el nuestro no es posible que los parámetros para medir la
capacidad de gasto y la inversión de las municipalidades sean los mismos para
un distrito en la zona urbana de Lima o para un gobierno local ubicado en la
selva del Cusco al cual sus habitantes solo pueden acceder vía fluvial.
Para nadie es un secreto que, desde la aparición de los recursos por
concepto del canon gasífero, que empezaron a llegar en un primer momento al
distrito de Echarati (2014), siempre se pidió un trato especial, por muchos
factores, entre ellos los ingentes recursos económicos, la falta de políticas
diferenciadas, el difícil acceso geográfico a la zona del Bajo Urubamba, la
existencia de comunidades nativas con costumbres y formas de vida diferentes,
la falta de servicios básicos, internet, bancos, entre otros.
Lamentablemente se hizo muy poco por encontrar una solución a esta
problemática y por el contrario solo se escucharon voces y noticias destinadas a
cuestionar la falta de capacidad de gasto de las municipalidades, la ejecución
de obras intrascendentes, y por supuesto los actos de corrupción de algunas
autoridades.
Ahora, con la reciente creación del distrito del Megantoni (julio del
2016), las cosas parecen no haber cambiado mucho, un gobierno local atado de
manos y con leyes que simplemente lo facultan para invertir en proyectos de
infraestructura o desarrollo productivo, es decir en una zona donde se tienen
los más altos índices de desnutrición del país, su alcalde no puede invertir en
la contratación de médicos o enfermeras para los centros de salud, en una zona
con los índices más bajos de comprensión de lectura o razonamiento matemático,
su autoridad no puede contratar profesores.
No debe entonces sorprendernos que en la mayoría de comunidades
nativas no se cuenten con servicios básicos durante todo el día, los proyectos
de SBI no funcionan o lo hacen con serias deficiencias, debido a que fueron
construidos tomando en cuenta los parámetros de las zonas urbanas, si bien es
cierto que se han construido infraestructuras educativas en algunas
comunidades, la presencia de los profesores es escasa debido a la distancia de
la capital de la provincia.
Y así podríamos seguir enumerando ejemplos de las dificultades que se
viven en distritos alejados como el del Megantoni, y esa problemática el
gobierno la conoce, al igual que la conocieron los gobiernos pasados, la
pregunta es, ¿Alguno de nuestros gobernantes o nuestros futuros congresistas se
animaran a generar nuevas políticas públicas o aprobar un proyecto de ley que
no meta a todos en el mismo saco y que permita por lo menos la contratación de
médicos, enfermeras o profesores en los lugares más distantes y olvidados del
país…?
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